Biografía

Enrique Soro Barriga (1884-1954) descubre la música con su padre en Concepción, alcanza el grado de maestro compositor en Milán a comienzos del siglo XX, para luego regresar a Chile y entregar su aporte al naciente ámbito musical chileno. Llega a ser director del Conservatorio Nacional de Música (1919-1928), compone la primera sinfonía chilena y casi al final de su vida es honrado con el Premio Nacional de Arte (1948). Estos antecedentes lo definen, sin lugar a dudas, como una de las figuras más importantes de la música académica chilena del siglo XX.

I (Del origen a su partida a Milán)

No sabemos exactamente cuando el músico italiano Giuseppe Soro se asentó en la ciudad de Concepción[1] para luego casarse con la joven penquista Pilar Barriga Muñoz. Lo cierto es que fijaron residencia en la calle Cochrane 68 y con el pasar de los años formaron una familia con 6 hijos: Fernando, Amelia, Enrique (15 de julio de 1884), Cristina, Isabel y Sara del Carmen. El hogar Soro-Barriga se transformó en lugar de reuniones de músicos, cantantes y periodistas de la ciudad. En ese ambiente lleno de ebullición y sensibilidad crecieron Enrique y sus hermanos, sin embargo la temprana muerte de Giuseppe[2] en el verano de 1888 trajo la primera nota de tristeza a la familia y sin duda al niño Enrique que tuvo a su padre como primer maestro. La falta de figura paterna vino a atenuarse con la llegada de Juana y Antonio Emilio, hermanos de Giuseppe. La historia tuvo un vuelco inesperado cuando en 1889, Pilar contrajo matrimonio[3] con su cuñado Emilio.

Las cortas lecciones de su padre fueron continuadas por la profesora Clotilde de la Barra que supo estimular y potenciar los dones y talentos del niño Enrique en la dirección correcta. Por lo que sabemos alrededor de los 6 años dio en su ciudad un pequeño concierto con obras suyas.[4] Estaba a la vista que el niño necesitaba a esa altura una enseñanza superior. De pronto llegó a la ciudad, el músico italiano Domenico Brescia para ejercer de profesor de música. Pilar no tardó mucho en contratarlo para que instruyera a su hijo en los niveles superiores de la música. Al poco tiempo, este le dijo a su madre que su hijo estaba perdiendo el tiempo acá y que gestionara con el gobierno[5] una beca para continuar estudios en el extranjero.

Las diligencias realizadas por su madre, haciendo que su hijo mostrara sus experticias musicales en salones de Concepción y Santiago logró interesar tanto a músicos (Brescia, Morelli, Traversari, Marconi) como a políticos (Viel, Montt, Amunátegui). Pero fue la agencia del senador Ramón Ricardo Rozas la que logró finalmente que la votación en el senado le fuera favorable. A fines de 1898, poco antes de partir, los hermanos Irarrázaval, dueños del diario “La Tarde”, le encargaron un obra. En una semana el adolescente Soro ofreció “¡Viva, La Tarde!, una zamacueca para canto y piano que fue regalada a los subscriptores del diario para el año nuevo de 1897.

El 12 de febrero de 1898 el joven Soro fue acompañado por su madre Pilar y su tío Emilio al puerto de Talcahuano donde se embarcó en el vapor Liguria rumbo al puerto de La Pallice (Francia). Su equipaje consistía en una maletita de cartón y dos monedas, regaladas por su tío. Desde ese momento crucial, Soro pasará siete años lejos de su familia.

 

II (Sus años en el Conservatorio de Milán)

 

Según relató más tarde Soro, no ingresó al Real Conservatorio de Milán “Giuseppe Verdi” así no más, tuvo que ganarse un cupo tras un exigente examen de ingreso. En el libro de matrículas de 1898 se indica “Enrico Soro n° 274” y formalmente sus cursos comenzaron  a fines de julio. Revisando programas de examinaciones del Conservatorio constatamos que en el año lectivo 1899-1900, es mencionado como alumno del “5° anno di corso”. De lo cual cabe deducir que la preparación con las que ingresó lo hizo avanzar rápidamente en los cursos. Para el severo director del Conservatorio G. Galignani el joven Soro era “el Americano”. Sus profesores más importantes fueron Luigi Mapelli (contrapunto y fuga) y Gaetano Coronaro (Composición). De los programas de examinaciones vemos que:

En el año lectivo 1899-1900 (23 de mayo) se presentó a examen de Contrapunto y Fuga del profesor Mapelli con la obra: “Romanza para violín y piano”. En el año lectivo 1900-1901 (01 de junio) se presentó a la clase de Mapelli con las obras: “Andante Appassionato para violoncello y órgano” y “Scherzo, para dos violines, violoncello y piano”. Soro pertenece al 6° anno di corso. En el año lectivo 1901-1902 (16 de junio) se presenta a examen del curso de Composición del profesor Coronaro con las obras: “Andante para arcos” y “Suite para pequeña orquesta”. En el año lectivo 1902-1903 (12 de junio) se presenta a examen del curso de Coronaro con las obras: “Cuarteto en La mayor, para cuerdas” y “Sonata en Re menor, para violín y piano”. Al examen final realizado durante el año lectivo 1903-1904 (22 y 23 de mayo) y dentro del curso de Coronaro, presentó tres obras: “Adagio, para orquesta”, “Scherzo, para orquesta y “Tema con variaciones, para orquesta”.

Además de las obras que presentó a sus exámenes, Soro compuso unas 50 que fueron fruto de su pasión por componer y que envió a su casa para que sus hermanos y amigos de la familia las ejecutaran en tertulias privadas. Asiduos de estas eran entre otros el periodista Romildo Colombo y el importante músico italiano avecindado en Concepción Fabio de Petris. Por ellos tenemos noticias de obras que se hacían oír en Cochrane 68, como: “Romanza sin palabras, para piano”, “Recuerdos de Concepción, para piano” dedicada a su madre, “Amelia vals para piano” enviado en 1900 como regalo de matrimonio a su hermana Ana Amelia.

Al egresar del Conservatorio de Milán a fines de julio de 1904, Soro recibió el Único Gran Premio[6] que esta institución entregaba al mejor estudiante de su generación. Animado por sus buenos resultados y con el título de maestro compositor organizó una gira por varias ciudades italianas y París, en vistas a darse a conocer. Un hito importante fue el concierto con obras suyas realizado el 16 de diciembre de 1904 en la Grande Salle Pleyel de París. Allí estrenó su “Cuarteto en La mayor, para cuerdas” con la participación del renombrado Cuarteto Geloso. También Soro contó con la colaboración del joven pianista y más tarde famoso compositor Alfredo Casella. Un dato curioso es que el violista del Cuarteto Geloso en ese momento fuera Pierre Monteux, quien 9 años más tarde estrenaría  en París “La Consagración de la Primavera” de Igor Stravinski.

 

III (Desde su vuelta a Chile hasta fines de 1915)

 

A pesar de los ofrecimientos de trabajo en Italia, Soro quiso volver a Chile para aportar al desarrollo de un ambiente musical más amplio, profundo y que incluyera la creación de audiencias, dicho en palabras de hoy.

Su entrada al Conservatorio Nacional de Música de Santiago (CNM) quedó registrada[7] así:

“1905, 7 de abril. Llega de Milán el pensionado del Gobierno, maestro don Enrique Soro Barriga; se le crea una clase auxiliar de armonía y piano, y se nombra para que la desempeñe.”

En Revista Musical Chilena[8] se señala que el mismo año que llegó, fue designado para el cargo de Inspector de la Enseñanza Musical en las escuelas primarias de Chile.

Como una manera de darse a conocer ofreció un primer concierto en Santiago el 15 de junio de 1905, concierto que replicó con algunas modificaciones en Concepción tres días después. En él presentó obras para canto y piano, violín y piano, también su suite de 1902 y una recién terminada, titulada “Suite para orquesta de arcos” (Sarabanda, Melodía, Danza Fantástica). Con este par de conciertos su autor dio comienzo en Chile a lo que se llamó más tarde Conciertos-Soro, en los cuales año a año presentaba al público sus nuevas composiciones. Esta idea se mantuvo vigente hasta la crisis de 1928.

Entre 1905 y 1906 compuso una obra de singular valentía, se trata de “Segundo piano para la Sonata Op.14 n°1 de L. van Beethoven”, en la que establece un dialogo con la partitura de Beethoven, sin modificaciones de ningún tipo. Luego presenta esta obra con Alberto García Guerrero, Amelia Cocq y otros renombrados pianistas chilenos.

Durante el verano de 1906, reunió 7 obras para piano y publicó sus partituras en un álbum que tituló “Album per pianoforte”, la cuarta de estas corresponde al Andante Appassionato, para piano en la tonalidad de Re bemol mayor y dedicada al político Antonio Huneeus G.

Entre 1906 y 1912 compuso una serie de Himnos entre los que destacaban: “Himno a la Bandera Chilena” (1906), “Himno a la Escuela Normal n°2” (1907), “Himno Pan Americano” (1908), “Himno a la Patria” (1910), e “Himno a los Estudiantes Americanos” (1911), con el cual ganó un Concurso en Lima (Perú) precisamente en 1912.

El verano de 1908 fue para Soro muy productivo: además de componer más de 20 obras breves para piano, inició la composición de la “Sonata en Do# menor, para piano” (concluida en 1912) y del “Concierto en Re mayor, para piano y orquesta” (concluida en 1918). También ese mismo verano compuso “Impresiones Líricas, para cuerdas y piano”, obra que se alinea con el “Quinteto en Si menor, para cuerdas y piano” (1911) y su Concierto en Re mayor. El 30 de agosto de 1909, Soro asumió como Subdirector del CNM (Ref. Luis Sandoval, pág.39). En 1909 compuso “Suite para violín y piano”, cuya segunda parte “Serenatella, para violín y piano” fue editada en 1920 por G. Schirmer.

En 1914 compuso dos obras importantes, a saber: Suite Sinfónica n°1 o “Pensamientos Íntimos” (obra en 5 partes) y “Sonata n°2 en La menor, para violín y piano”, que sería su última sonata para esta configuración.

 

IV (Desde su 1° Viaje a Nueva York hasta 1924)

 

El 9 de agosto de 1915 el diario El Mercurio de Santiago comentaba un acto en honor al maestro Soro que se aprestaba a viajar a los EEUU. En principio este viaje (con el apoyo del Ateneo de Santiago) tenía un objetivo muy preciso, a saber dirigir su Himno en el 2° Congreso Científico Pan Americano que debía realizarse entre el 27 de dic. y el 8 de enero de 1916 (el primero de estos se había realizado en Chile a fines de 1908 y allí Soro había ganado el concurso para proveer a estos Congresos de un himno propio). Con toda seguridad Soro mismo nunca imaginó todo lo que significaría ese viaje: fue invitado a mostrar su música en diferentes salones, trabó amistad con el músico mexicano Julián Carrillo, con quien consiguió dar un concierto con sus obras en el Carnegie Hall de Nueva York. También grabó rollos para autopiano para la Aeolian Company. Pero trascendente fue la firma de un contrato con la famosa casa editora de música G. Schirmer N.Y. con la cual estableció una colaboración entre 1916 y 1938, logrando que su música se conociera en varias partes del mundo. Llegó así una insospechada internacionalización de su trabajo de compositor. A su vuelta a Chile en abril de 1916 retomó su trabajo como subdirector en el CNM y a la vez comenzó a prepararse una etapa crucial en su vida artística: la composición de sus obras mayores. En 1917 compuso varias obras para piano, entre ellas: “Impresiones de Nueva York, para piano”, “Estudio Fantástico n°1” (al que luego seguirán 3 más), Caprice, etc.

Entre septiembre y octubre de 1917 realizó su primer viaje a Buenos Aires (Argentina), con el objeto de buscar una cercanía entre los compositores de ambos países y paralelamente darse a conocer como compositor y pianista. Allí conoció Alberto Williams y otros músicos, también volvió a encontrarse con Amelia Cocq y su esposo el violinista Edmundo Wiengand.

El 10 de mayo de 1918 estrenó en el Teatro Municipal de Santiago el “Gran Concierto en Re mayor, para piano y orquesta”, bajo su dirección y donde actuó Osvaldo Rojo como pianista.

Este mismo año escribió la obra “Himno Apoteosis a la Sma. Virgen de las Merced y su Orden Redentora”, cuyo estreno coincidió con la inauguración del Salón de Actos del Colegio San Pedro Nolasco de Santiago el 22 de agosto de 1918.

El 9 de mayo de 1919 Soro estrenó el poema sinfónico en 5 partes titulado “Suite Sinfónica n°2”, en el Teatro Unión Central de Santiago.

Una nota en el diario El Mercurio de agosto de 1919, trajo la noticia del nombramiento de Enrique Soro como director y Luis Esteban Giarda subdirector del CNM.

La composición de la “Sinfonía Romántica en La mayor”, estrenada el 6 de mayo de 1921 en el Teatro Municipal de Santiago señaló la cima de su trabajo como compositor. 1921 quedará marcado por esta Sinfonía y su matrimonio con la joven penquista Adriana Cardemil (1903-1944), y aunque dicho año no registra otras obras, el total de sus obras -a esa altura de su vida creativa- llega a 200, y de los géneros más diversos.

El verano de 1922 lo pasó Soro en Concepción y fue muy fructífero en obras para piano: “Recuerdos de Concepción”, “Sonata n°3 en Re mayor”, completó los estudios fantásticos II, III y IV. Compuso dos tonadas chilenas: “Quiéreme chinita mía” y “Todo mi amor para ti”. Compuso dos piezas características sobre zamacuecas y también varios valses. Sin embargo lo que marcará a 1922 como un año clave será el largo viaje al extranjero (Cuba, México, EEUU, Italia, Alemania, Francia, Suiza, España) que llevó a cabo Soro con un doble objetivo, por una parte conocer los programas de estudio de los distintos centros de enseñanza de la música en los distintos lugares visitados, con el fin de reunir mejoras para incorporarlas al CNM de Santiago, por otra dar a conocer sus obras en el extranjero (esto trajo aparejado que conociera a grandes músicos como Busoni, Casals, Ravel, Paderewski, Rubinstein, y muchos otros). Este viaje (en el que Soro viajaba con un baúl azul lleno de partituras) tuvo varios hitos inolvidables: logró que la Filarmónica de Berlín el 22 de diciembre de 1922 ejecutara tres de sus grandes obras: “Danza Fantástica”, “Concierto en Re mayor” y “Sinfonía Romántica”, dándose el caso que en una de ellas actuó como solista al piano y en la última el director Richard Hagel le entregó la batuta para que dirigiera uno de sus movimientos. De Alemania Soro pasó a Francia, donde el 15 de enero de 1923 firmó una dedicatoria de una de sus obras a Maurice Ravel.  Al  visitar el Conservatorio de París para conocer sus métodos de enseñanza, conoció a su director Henri Rabaud, y a propósito de la amistad generada, Soro le dedicó su obra “Quinteto en Si menor, para cuerdas y piano”. Por otra parte recibió de parte de la casa editora francesa Evette et Schaeffer la propuesta de su edición.  Sabemos  que tal propuesta se concretó en 1924. El 23 de mayo de 1923 Soro fue admitido en la Sociedad de Autores Compositores y Editores de Música de París. Su vuelta a Chile se produjo en septiembre de 1923. Si 1923 no registró más que la composición de un himno, cosa parecida ocurrió en 1924 que registra una única obra, a saber la composición y estreno de su “Trío en Sol menor, para violín, violoncello y piano”.

Sin duda nos acercamos a un período cargado de tensiones “políticas” entre aquellos que apoyaban la gestión de Enrique Soro como director del CNM y quienes se oponían radicalmente a él (entre ellos, todos los integrantes de la Sociedad Bach, encabezada por Domingo Santa Cruz W.).

 

V (Desde 1925 hasta 1939)

 

El período 1925-1927 fue tan complejo y tenso para Soro en cuanto Director del CNM que su producción musical fue casi nula. De 1925 data su revisión y re-estreno de la “Segunda sonata en Mi menor, para piano”, que había estrenado en 1917. Sin embargo, teniendo a la vista su versión definitiva del año 1941, vemos lo difícil que fue para él concentrarse y resolver los problemas formales que esa obra planteaba.  En 1925 perdió a su compañero de dirección el gran músico y cellista Luis Esteban Giarda, al cual se le suprime el cargo por orden de gobierno. En 1927 visitó Chile el famoso pianista alemán Wilhelm Backhaus y Soro lo recibió y festejó en su casa.

Durante el verano de 1928 se produjo un quiebre definitivo en la vida de Soro. El general Carlos Ibáñez, a cargo del gobierno, firmaba el 27 de enero de 1928, en Viña del Mar, un nuevo reglamento para el Conservatorio, que entraría en vigencia el 1 de febrero de ese año. Armando Carvajal, como Director, debía determinar el personal que permanecía en funciones y el que abandonaba sus cargos; el Conservatorio quedaba declarado en reorganización y canceladas todas las matrículas de los alumnos. Es decir se hacía tabla rasa y construía de nuevo.[9] Soro fue forzado a jubilar a los 43 años.

Tras su destitución se abrió un período incierto que durará 12 años, vivirá de una pensión muy baja, dependiendo de los dineros que recibe por sus Derechos de Autor”. Pese a toda la agitación en torno suyo, en marzo de 1928 Soro puso fin a la versión definitiva de “Danza Fantástica, para gran orquesta”[10]. A pesar de todo 1929 pareció ser un año especial: El 5 de agosto está terminando su “Sonata en Mi menor, para cello y piano”, que piensa llevar a Barcelona en octubre del mismo año con la ilusión de estrenarla allí con Pablo Casals. No hay evidencias de que esto hubiese ocurrido. Finalmente fue dedicada a su madre Pilar que fallece a fines de 1930. El 20 de agosto en Santiago comenzó a trabajar en una nueva obra titulada “Escena de gatos, para piano”, que continuó en Cartagena en 1931 y que terminó de revisar por los años 50. En octubre fue invitado a la Feria Internacional de Barcelona donde presentó su “Concierto en Re mayor, para piano y orquesta”, pudo conocer a Pablo Casals y reencontrarse con Alfredo Casella luego de 25 años. Participó también en el Pabellón Chileno de la Exposición de Sevilla. Ese mismo año la casa editora Schirmer editó las 4 de obras para piano: “La Hilandera”, “Minuetto en Mi mayor”, “Nocturno en Si mayor” y “Vals Sentimental”. Importante es señalar que de 1929 datan los manuscritos de una obra orquestal aún inédita titulada “Tres preludios Sinfónicos” (1929).

Entre la escasa producción del período 1930-1939 se encuentra la obra “Cuatro Valses Patéticos, para piano y orquesta” (estrenada en 1936, pero aún inédita). De 1938 además de unos estudios para piano, destaca “Recordando la Niñez, para piano”, obra en 12 partes premiada por la Universidad de Chile. La obra “Escenas de pescadores, para piano”, compuesta en Cartagena podría ser una de las pocas obras compuestas en 1939.

 

VI (Desde 1940 hasta su muerte)

 

Con la llegada del gobierno de Pedro Aguirre Cerda (1938-1941), Soro volvió a ganar la visibilidad que había perdido tras su abrupta salida del CNM en febrero de 1928. Se le reasignó una pensión más digna y en 1940 se lo homenajeó por su 50 años dedicados a la composición, y aprovechando las celebraciones del 400° aniversario de la Ciudad de Santiago se lo nombró ciudadano benemérito de la ciudad, en un acto en el Teatro Municipal de Santiago el lunes 22 de julio de 1940, donde se le entregó una medalla de oro y un pergamino. Sin duda Soro volvió a la vida luego de 12 años de ostracismo en su propia tierra.

Con ese nuevo aire, en 1941 terminó definitivamente la “Sonata n°2 en Mi menor, para piano”[11], obra que llevaba más de 20 años sin encontrar su forma definitiva. Ese mismo año la envió a concurso con el seudónimo de Atahualpa. El año 1942 quedaría señalado por la composición y el estreno de “Tres Aires Chilenos, para orquesta”[12]. Algo similar ocurrió con 1943, durante el cual compuso y estrenó “Suite en Estilo Antiguo, para gran orquesta”[13], cuyo manuscrito se encuentra inédito en Fundación Enrique Soro. El febrero de 1944 trabajó en Cartagena los borradores de “Seis Estudios Melódicos, para piano y orquesta”, su última obra sinfónica que permanece en borradores. Luego en noviembre volvió a visitarlo la tragedia, murió su esposa Adriana Cardemil Fuenzalida, quedando a cargo de tres hijas y un hijo de 4 años.

En 1945 publicó a través de Casa Amarilla la obra Elegía, una obra dedicada a la memoria de quien fuera durante 23 años su compañera de vida. Sus últimos años fueron muy poco productivos en términos musicales, el desánimo lo había invadido o paralizado. En 1948 se le concedió el Premio Nacional de Arte, que recibió sin la alegría de sus mejores años.

Enrique Soro Barriga, profesor, pianista, compositor, director de orquesta, gestor musical, padre de familia murió el 2 de diciembre de 1954, a los 70 años, tras complicaciones post operatorias en el Clínica Santa María de Santiago, Chile.

 

 

Roberto Doniez Soro
Fundación Enrique Soro
Concón, septiembre 2020

 

[1] Posiblemente entre 1875 y 1880.

[2] El certificado de defunción del 23-01-88 lo nombra Giuseppe Soro Sforzini y señala muerte por derrame cerebral.

[3] Pilar y Emilio se casan en Concepción el 07-02-89.

[4] El mismo Soro contará décadas más tarde que algunas de esas obras tenían títulos como: “El niño tunante”, “La boca del lobo”… Vale recordar también que en 1940 se lo condecora en Santiago por sus 50 años de compositor.

[5] Se refiere al gobierno de Federico Errázuriz Echaurren (1895-1900).

[6] Esto viene indicado en la portada del programa de mano del Concierto en la sala Pleyel.

[7] “Sandoval B., Luis. “Reseña Histórica del Conservatorio Nacional de Música y Declamación  de Santiago1849 a 1911”, Imprenta Gutemberg, Santiago, (1911).

[8] Revista Musical Chilena año 4, n°30, ago-sept.1948.

[9] Libro de Santa Cruz, pág, 265

[10] Fecha tomada del manuscrito original que se encuentra en el Arch. Mus. De la Facultad de Artes de UChile.

[11] En uno de los manuscritos se lee la fecha 23 de julio de 1941.

[12] Obra estrenada en el T. Municipal de Santiago el 10-04-42, por la Orq. Sinfónica de Chile, dirigida por su autor.

[13] Obra estrenada en el T. Municipal de Santiago el 28-05-43, por la Orq. Sinfónica de Chile, dirigida por su autor.